Nos
volvemos otra vez al verde lechuga que tanto nos gusta, con esta Kawasaki KX de
250 de 1993.
Cuanto
trabajo nos dio esta moto, lo recuerdo como si fuese hoy mismo.
El
dueño por teléfono me la vendió estupendamente bien, como se suele decir, estoy
seguro que sería capaz de vender una nevera a un esquimal, jejejeje…
El
anuncio solo tenía una foto en la que la moto se veía más o menos bien, pero
claro, las fotos a veces no son muy ilustrativas, pero me decidí a llamarlo y
preguntar por la moto. Me cogió el teléfono con una voz un poco apagada y casi
dormido, pero cuando le dije, “hola, pregunto por la Kawasaki que estas
vendiendo”, Puuhhhmmm….!!! Fue como un cambio radical, su voz se puso eufórica,
y su entonación cambio totalmente, me dio la sensación que más que la moto
estaba vendiendo las joyas de la corona de la reina de Inglaterra. El me decía “La
moto esta estupenda, no falladle nada esta solo para poner gasolina y hacer kilómetros,
va con plásticos negros nuevos, llantas reforzadas, te doy otro juego de
cubiertas de repuesto, etc, etc”
Le
hice las típicas preguntas de mantenimiento, motor, suspensión y demás, pero me
dijo que todo está bien sin dudar en nada. Por lo que siendo así me puse en
macha camino a ver esa moto tan espectacular.
Después
de unos 300 Kilómetros de camino para llegar me recibe el muchacho en una
especie de bosque donde tenía la moto y todo preparado para verla y probarla.
Cuando
me acerco para verla, y le doy el primer vistazo rápido, por poco y se me caen
los calzoncillos al suelo, y no precisamente por su buen estado tan adorado por
el dueño.
Lo
primero que vi fueron esos plásticos “nuevos” pintados en negro con una pintura
granulosa y mal pintados, el motor más grasiento que una freidora de paratas, y
las cubiertas más lisas que las de una moto de carretera, suerte que para esto último
me daría un juego de cubiertas nuevas, después de eso, formatee toda la información
que me dijo el dueño por teléfono y empecé a revisar todo por mi cuenta.
Al
final termine comprándola, lógicamente por un precio junto para ambos, hicimos
el contrato de compra/venta y otros 300 Km de vuelta para casa.
Llego
el momento, toca ponerse a reparar. Todo desmontado, y lo primero es un buen
pintado de chasis con su verde original, que madre mía, vaya pinturita negra,
no había manera de lijarla, durísima, pero bueno al final quedo todo bien, un
kit de plásticos nuevos, un kit de juntas para el motor completo, una puesta a
punto muy muy buena de todo todo, cambio de ruedas, que por cierto, esas ruedas
nuevas que me daba para colocar no servían eran de una medida totalmente
diferente, por lo que ni me las lleve para casa.
Vuelta
a montar todo y así fue como quedo una vez terminada, quien te ha visto y quién
te ve, otra joya para apuntar en nuestra colección.
Aquí os dejo el video de cómo fue la restauración.
Un saludo y hasta la próxima
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