viernes, 19 de octubre de 2018

Revive tu moto: Kawasaki KX 125 de 1998

Hola otra vez a todos. Tenía muchas ganas de hacer este artículo, porque con esta restauración me pasaron dos anécdotas que no las voy a olvidar fácilmente, una muy graciosa y otra muy seria.

Llego el momento de buscar otro diamante en bruto, pero esta vez no sería solo uno, sino dos. Mi padre y yo nos propusimos esta vez reparar dos motos en el tiempo que solíamos hacer una sola, un pequeño y nuevo reto, y así fue, encontramos nuestras dos nuevas candidatas.

Esta vez me tocaba ir solo, ya que ese día mi padre no pudo acompañarme, fui directo a comprar una Kawasaki KX 125 del 1998 y una Honda CR 250 de 1997 estaba muy emocionado así que fui todo el camino pensando en que le haría a cada una y como quedarían una vez terminadas.

La primera que fui a ver era la Honda CR, cuando llame al dueño me dirigió a una parte de su pueblo, ya que me dijo que era complicado llegar al sitio y por una ubicación de google maps no llegaría. Al poco rato llegue al sitio donde habíamos quedado, el dueño estaba acompañado de su novia, y una vez nos presentamos nos dirigimos al sitio donde estaba la moto.

Empezamos a pasar por caminos de tierra y zonas un poco escondidas bastante bastante lejos. Y después de 30 minutos de caminos y zonas escondidas llegamos a una casa vieja medio derruida con una puerta de garaje. Al llegar abrió la puerta del garaje y ahí estaba, menudo maquinon.

Nos pusimos a verla y el dueño me comentó que la bomba de agua estaba rota, había comprado la pieza nueva y se pondría ahora en el mismo momento a desmontaría y montarla antes de que me la llevara a casa. Aun así la probé, poco rato ya que la bomba de agua que seguía puesta era la vieja rota, la verdad que la moto funcionaba bastante bien, solo necesitaría reparar eso para que de motor estuviese perfecta, aunque como siempre le haría una puestecilla a punto. Al llegar de probarla le di un vistazo rápido, mire las ruedas, suspensión, perdidas de aceite, lo típico, todo parecía estar bien.

Viendo que llevaría más tiempo de lo esperado poner la bomba de agua nueva, le dije al dueño de dejarlo así, que ya la pondría yo en casa, no habría problema en dejarlo asi para llevarmela, por lo que ajustamos el precio y listo. Le di el dinero al dueño y este a su vez a novia, que es seguida se fue de la casa perdiéndole la pista, en ese mismo momento nos pusimos a hacer el contra de compra-venta fui a mirar el número de chasis y… “”DIOS…!!!!””     “”BORRADO…!!!””.

En ese mismo momento mi cabeza dio un vuelco, caí en la cuenta en milisegundos, todo cuadraba, sitio escondido, casa en ruinas, chasis borrado, el dinero ya lo había dado y se habían pirado con él…     ME ESTAN ROBANDO… ME QUIEREN ENGAÑAR…  ESTOY EN UN BUEN LIO…
Me volví al dueño y le dije estas mismas palabras con voz bastante fuerte y tono enfadado “”rompemos el trato, no quiero la moto, si es robada o lo que sea me da igual, pero devuélveme mi dinero que me voy de aquí ahora mismo” el tío empezó a hacerse un poco el loco, a decir que eso no pasaba nada y a quitarle importancia. Volví a insistirle con tomo más fuerte y cabreado “que me des el dinero ya…” y cuando ya pensaba que nos íbamos a liar a darnos palos apareció su novia con el dinero en la mano y me lo devolvió, aun así, y no fiándome revise todos los billetes por si me habían dado el cambiazo y estos eran falsos, viendo que no era así, me los volví a guardar, me monte en el coche y me fui del sitio pitando.

NOTA: Siempre que compréis motos de este tipo que no tienen ningún tipo de documentación, solo un simple papel de compra-venta, LO PRIMERO  que debéis de hacer es COMPROBAR EL NUMERO DE CHASIS, así evitareis este tipo de incidentes.

Flipando en colores me dirigí a ver la Kawasaki KX que estaba a unos 50 minutos de este último sitio. Busque la ubicación que me mando el día anterior y fui directo al sitio, el muchacho estaba esperándome en su casa con la moto fuera, subida en un caballete y como no, la moto completamente llena de barro, con los nervio de la anterior experiencia lo primero que hice fue mirar el número de chasis y después vi la moto como buenamente puede, hicimos el contrato de compra-venta, subí la moto a la furgoneta y le di el dinero al dueño, todo en este orden, ya no me fiaba de nada. Que día más loco. Esta fue la primera de las dos anécdotas.

Pasados un par de días, ya en casa y con la cabeza otra vez en su sitio, desmontamos la moto completamente y revisamos todo lo que teníamos que cambiar.
Lo primero que hicimos fue pintar el chasis y cambiamos las cubiertas. Para la parte del motor le cambie el embrague, desmonte y limpie el carburador por completo, cambio de aceite y bujía, ajustamos la carburación y lista para pegar saltos otra vez como el primer día.

Y la segunda anécdota fue el día que se vendió esta moto. Me llamo un chico a las 18:00 horas y me dijo que vendría hoy mismo a llevársela, que le pasara la ubicación, y eso hice.
Fue un poco surrealista todo, así tan precipitado, y por lo tanto no le hice mucho caso, sinceramente pensaba que no vendría, y mucho menos en esa misma tarde como me había dicho.
Eran ya las 23:00 de la noche, ya estaba casi en la cama y me llaman al móvil, era el chico de antes, que estaba en la puerta de mi casa esperando para ver la moto, sorprendido me vestí y fui afuera, saque la moto para que la “viera”, lo pongo entre comillas, porque a las 23:00 de la noche no había pantalones a ver nada de nada, pero bueno la probo le gusto y se la quedo. Os preguntareis que donde está la gracia de esta segunda anécdota. Pues la gracia esta que cuando fuimos donde había aparcado su coche me di cuenta que había venido en un Seat Ibiza de 3puertas, y sin remolque, aparte de eso su novia estaba montada también en el asiento del copiloto. ¿Cómo se llevó este chico la moto a su casa? Pues con un par de narices, abrió el maletero, echo los asientos traseros hacia delante lo que pudo y empezó a meter esa moto grandísima en el maletero minúsculo del Ibiza. Jejejejeje… yo flipaba en colores con lo que veía y mi padre giraba la cabeza como diciendo “madre mía será posible esto” jejeje…
La moto no entraría nunca en la vida dentro del coche, ni siquiera cortándola con una sierra por la mitad, jejejeje… estoy recordándolo y partiéndome de risa a la vez. Una vez que el chico se cansó de darle empujones hacia dentro del coche a la moto, con todo el suelo del maletero salpicado de aceite y gasolina que había tirado la moto después de tanto traqueteo bajo la puerta del maletero y le ato una cuerdecilla para que no se abriera solo y… Ale… jejejeje. Media moto dentro del coche y media moto fuera, el chico se montó en su coche, arranco y para su casa. Jejeje… No penséis que el chico vivía cerca de mi casa, ni mucho menos, le quedaba un viaje de unos 230Kilómetros hasta llegar a la suya, que lastima no haber tenido el móvil encima para hacer algunas fotos y ponéroslas.

Sé que no es lo mismo contarlo que vivirlo, pero poneros en mi piel lo mejor que podáis y seguro que flipareis con este articulo lo mismo que flipe yo en esos días.

Aquí os dejo el video de cómo fue la restauración.
Un saludo y hasta la próxima



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